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martes, 28 de diciembre de 2010

El año de Harald Beyer en Educación

28 de Diciembre de 2010


No ha sido tan  difícil la elección del hombre del año en educación. Buscar entre los personajes más relevantes de la derecha política fue relativamente sencillo, pues la tarea se redujo a dos: Joaquín Lavín y Harald Beyer. Patricia Matte no brilló como en otros años, aunque su nombre figuró entre los candidatos al Ministerio de Educación. Más nombres de peso entre la derecha, no hay.



Ahora bien, si consideramos que la derecha política en el sector educación significa una ideología pro mercado, pro competición y pro regulación de mercado vía pruebas estandarizadas, también tendríamos que incluir a la gran mayoría de los personajes influyentes de la Concertación.
No obstante, fue sencillo dejarlos fuera. Este fue un año, para ellos, de rearticulación en las universidades (públicas y privadas) o centros de estudios en educación. Además, fue un año para criticar a Joaquín Lavín, no por criticarlo sinceramente, sino para defender su obra en los años dorados de la Concertación. El discurso anti derechista se lo saben de memoria, pero no convencen, pues la respuesta a la pregunta “qué hicieron ellos” es muy dura: penetra el núcleo de una de las aspiraciones populares más dramáticas del retorno a la democracia. Ayer, como hoy, la brecha socioeconómica marca a fuego la brecha educativa. Administraron el sistema escolar considerándolo una realidad de hecho, deterioraron la educación pública, potenciaron el lucro en la educación superior, desperfilaron la carrera docente y se repletaron de expertos ciegos y sordos a las demandas sociales. Seguramente las “evidencias” me contradicen, pues subimos unos puntitos en PISA, pero bueno, que critiquen.
¿Qué piensa de la educación pública un hombre así? Se queja de que en verdad la educación municipal no esté plenamente descentralizada, que eso sea apenas una palabreja, pues en la práctica y en rigor no tiene ni la autonomía ni las capacidades para hacerlo, depende todavía del nivel central del Estado.
Ahora bien, definitivamente no fue el año de Joaquín Lavín. Llevó su “cosismo” clásico a la cartera y no le trajo buenos dividendos. Los resultados de la última encuesta Adimark no fueron favorables para su carrera presidencial, la marketera “revolución educacional” terminó por desinflarse, los “mapas SIMCE” fueron vapuleados, su batalla contra el “bullying” terminó en el marasmo del Congreso, los “liceos de excelencia” no le ofrecerán resultados a él sino al que le siga, y finalmente ninguno, pero ninguno de los más grandes expertos a nivel mundial que visitaron Chile, le hicieron un guiño. Todo lo contrario, hasta los de la Escuela de Chicago lo criticaron.
Por lo tanto, el ganador a personaje del año 2010 en educación es Harald Beyer, pero no sólo por descarte.
Genealogía de un ganador
¿Quién es  Harald Beyer? Es un multifacético hombre de derecha, una especie de comodín (jocker) académico en diversos temas como delincuencia, trabajo o educación. A pesar de ello, se viene destacando hace años en el sector de la educación. En efecto, fue el coordinador desde el 2008 del respectivo grupo Tantauco del candidato Sebastian Piñera. Cuando éste lo invitó a participar aseguró, “Sebastián me invitó. No soy cercano a él, pero lo conocí para su campaña pasada. Yo vengo del mundo más académico. De hecho, participé en las reuniones del comité técnico para la LGE y tengo un récord: he participado en las tres comisiones que la Presidenta Bachelet ha nombrado. Soy un regalón”. Por esta razón, en algún minuto fue considerado parte del círculo de hierro de Piñera.
Sonó firme como el hombre más adecuado para asumir la cartera de Educación que definitivamente recayó en un perfil más político (Joaquín Lavín). El mito urbano dice que Beyer no aceptó.
Ninguna de las líneas sobre educación del actual Programa Presidencial puede ser pensada sin su particular sello. Dicho Programa incluye las grandes ideas detrás de todas las medidas que durante este año 2010 se han lanzado en educación, todas. Las ideas decimos: mientras Beyer es el gran demiurgo del cosmos derechista en educación, Lavín es el intérprete que trata de plasmar como puede dicho diseño. Por ello, es cómoda (y en lo alto del Olimpo) la posición de Beyer: mira el espectáculo del mundillo educativo y es capaz de decirnos si está bien –de acuerdo al plan por él mismo diseñado- o si está mal. No obstante, hay que saber estar ahí, en esa torre de marfil.
Es un Doctor en Economía (Universidad de California) que se había ganado –hace tiempo- el respeto de sus pares en la Concertación, por esta especie de equilibrado balance con el que aparecen sus juicios, ya dijimos, más apegados a los hechos científicos -ese especial grupo de datos en educación llamados “científicos”- que a las maniobras políticas: Beyer es una especie de “mateo” de derecha que se lleva bien con los “mateos” de izquierda. Había participado en todo cuanto grupo, comisión o comité necesitare la Concertación para lograr acuerdos en educación.
Fue quien presidió el último gran comité de expertos de Joaquín Lavín, ese que formó al inicio de su mandato, con una pléyade de figuras del mundo concertacionista y que concluyó en una serie de iniciativas pro sistema, si este quiere mejorar, y dentro de su propia lógica por cierto. Un maestro.
Es importante hacer notar que Harald Beyer, con un experimento regresivo estadístico de su autoría, está también en las bases fundacionales de “Educación 2020” de Mario Waissbluth, también candidato a ser el hombre del año en educación por cierto, pero muy outsider todavía como para ganarse este palmarés tan importante.
En consecuencia, porque este año 2010 emergió definitivamente como el hombre que piensa en la derecha. El hombre que crea literalmente argumentos basados –como es de su gusto- en evidencias. Por todo ello, es porque debe ser considerado  definitivamente como el hombre del año en educación.
Las tesis del demiurgo
Harald Beyer es, hoy por hoy, el coordinador académico del Centro de Estudios Públicos (CEP), ese  lugar, aunque les duela a muchos, que ha logrado tener los seminarios más interesantes sobre educación del año 2010 (junto al CEPPE-UC por cierto). El último seminario celebrado en el CEP fue con el mismísimo premio Nobel, James Heckmann, quien remeció a Lavín al decirle en su cara que no eran buenas sus medidas en educación (ninguna) pues tenían un aroma a Bush, entre otras cosas.
Beyer es además el hombre fuerte nombrado por Piñera en el Consejo Superior de la Universidad de Chile, lo que en la práctica significa que es Piñera en la Universidad de Chile, de la que es ex alumno de ingeniería comercial. ¿Quién más? Vittorio Corbo en la USACH y Beyer en la Chile, ambos economistas, ambos entregando garantías al modelo pro universidades privadas y al mismo tiempo dando garantías de seriedad y razonabilidad a las universidades públicas.
En una sala repleta de estudiantes en la Universidad de Chile, estudiantes que por voz se pasan el dato de que el tipo –como decíamos- piensa y habla muy razonadamente, lo escuchan decir, sin pausas, suave, como es él: “Se debe avanzar en calidad y equidad, logrando simultáneamente mejorar nuestros resultados en las pruebas de medición internacional y disminuir la importancia del origen socioeconómico en dicho rendimiento, sobre todo en la escolaridad temprana” ¿Dudar de su puesto en el cosmos de políticas educativas en el país? ¿De su simplicidad –sumado a un especial rictus en su rostro- para enunciar sus posiciones donde sea? Según él, ahí mismo -enfaticémoslo- en la casa de Bello “Si por estudiante gastásemos lo que gastan los países de la OCDE deberíamos invertir cerca de US$ 600 dólares en educación básica y US$ 1.000 en media” […] no obstante, “podemos aumentar gradualmente el gasto por estudiante si aprovechamos bien la transición demográfica y el crecimiento económico. Por supuesto que un mayor financiamiento debe ir acompañado de mayores exigencias para que el aumento de gasto se traduzca en mejores desempeños.
Estas tesis las podemos rastrear en todos los documentos que han pasado por sus manos, en todas las comisiones en las que ha participado, en todos los artículos que han sido de su autoría.
¿Qué piensa de la educación pública un hombre así? Se queja de que en verdad la educación municipal no esté plenamente descentralizada, que eso sea apenas una palabreja, pues en la práctica y en rigor no tiene ni la autonomía ni las capacidades para hacerlo, depende todavía del nivel central del Estado. Éste no ha querido o sencillamente no ha podido dotar de autonomía (palabra mágica que asocia con eficiencia y efectividad) a los municipios para una gestión de excelencia.
Nos dice, quejicoso, en un artículo publicado el año 2009 en la revista del CEP: “Este es precisamente el problema de la educación pública chilena: nadie está pensando en dotar a los establecimientos de las capacidades suficientes para desarrollar una buena gestión educativa” […] y contundente reflexiona, “la verdad es que pensar en instituciones centrales o locales como gestoras de la educación es un error. Ellas deben ser un soporte de las escuelas y liceos públicos, pero la gestión propiamente tal tiene que estar en manos de sus equipos directivos”.
¿Solución? “La clave está en seleccionar adecuadamente a los directivos de las escuelas y liceos públicos y luego empoderarlos para que realicen una gestión orientada a los aprendizajes de los estudiantes.” Pero ¿qué significa empoderar para nuestro demiurgo? Conspicuamente dicho significa que los directores “tengan algún control sobre sus equipos pedagógicos”, dicho más de frente, bueno, ya lo sabemos.
Respecto al tema de fondo, ese de “la discusión sobre la institucionalidad en la que debe apoyarse la educación pública –Beyer piensa que- es irrelevante al lado de los verdaderos desafíos que ésta tiene para avanzar en términos de calidad.” La conclusión sobre la educación pública es lapidaria: “Durante gran parte del siglo XX ésta estuvo en manos del Estado central sin que tengamos evidencia de que ello haya contribuido a su calidad. No es raro, porque los problemas eran exactamente los mismos de ahora: pocas capacidades instaladas en los distintos establecimientos públicos para lograr una experiencia educativa valiosa.
La aversión en contra del Estado, y de su relación con la educación, no es nueva en todo caso en la derecha chilena. ¿Acaso se puede esperar otra cosa? Pero ¿A qué derecha pertenece Beyer?
Si seguimos la idea del investigador Renato Cristi, la actual derecha chilena habría comenzado una bifurcación ideológica allá por el año 1986, entre una de corte libertaria tradicional que vincula en su síntesis neoliberal a Von Hayek con Friedman, y otra liberal que argumentativamente adhiere a las tesis de Rawls. Este liberalismo “propone una meritocracia equitativa por la que aquellos que provienen de familias de obreros no calificados puedan lograr igual acceso a una educación de calidad. Todos compiten, pero esta vez, todos llegan al punto de partida en igualdad de condiciones y sin ventajas arbitrarias. El lastre de desigualdades substantivas que genera un sistema fundado en el mercado formal de oportunidades puede corregirse si se establece un sistema educativo que asegure una igualdad substantiva. Para Rawls, este sistema significa avanzar hacia una meritocracia equitativa y dejar atrás la igualdad puramente formal de oportunidades.
Pues bien, según esto, Beyer no califica en sus tesis como un libertario puro. Pero habría que pensar si califica como liberal, si para él la institucionalidad del sistema escolar chileno no es un problema relevante. Por el contrario, como muchos sostienen, el inicio del fin de los problemas en educación radica precisamente en una nueva centralización del sistema, tanto en su currículum, como en su gestión y en la formación inicial docente.

EL REGALO

Beyer más alineado no puede estar con el gran paradigma liberal. Sin embargo, pocas veces se le escucha argumentar con literatura de autor de primera generación. Siempre es más bien con literatura secundaria, papers decimos.
Tampoco, dicho sea de paso, se le va a escuchar una cita de un filósofo o de un literato o de un sociólogo, que de los tres hay de derecha, por cierto; lo que no significa que no los lea, pero seguramente le deben de parecer teorizaciones para las cuales él no está en este mundo. En el fondo Beyer es una especie de gásfiter en la derecha: ¿qué hay que argumentar? él, mateo, hace el trabajo, reúne antecedentes, coloca en el buscador del Web of Science el tema, lee unos cuantos papers, los alinea con el discurso dominante de la derecha liberal y, seguramente, reparte como producto minutas de actualización con datos y argumentos. En ese sentido un gásfiter de primer nivel, 24/7, con aprecio al trabajo bien hecho.
Quizás esta es la razón por la que no es ministro de Educación. Beyer no es de ese tipo. Si Piñera o Lavín han hecho algo mal no duda en ser el primero en decirlo. En efecto, en múltiples ocasiones se le puede escuchar plegarse con humor a la exquisita sorna de Héctor Soto en contra de la derecha o adherirse al delirio hiperbólico del sociólogo de la “inmediatez-cotidiana”, Fernando Villegas, en Radio Duna; o sumarse a las críticas por lo desacertada de la agenda de Joaquín Lavín en “El primer café” de radio Cooperativa; o criticando fuertemente a Piñera por el salto institucional indebido, en el caso del telefonazo intervencionista que frenó la central Barrancones en El Mercurio dominical.
Quienes fueron sus compañeros en la universidad lo conocieron mucho más radicalizado: siempre hay alguien dispuesto a echarle pelos a la sopa a un premio como este. La envidia diría el sociólogo de la felicidad Fernando Villegas; pero todo eso es parte de un pasado que no estamos considerando ahora, y además se ve que el hombre cambió su carácter. Hoy vemos un presente que  catapulta a Harald Beyer como el hombre del año en educación, quien más influyó, quien más argumentó, quien más al fin trabajó -decimos- en la derecha política de este país.
¿Regalo? Las obras completas de John Rawls, para la lectura en vacaciones.

http://www.elmostrador.cl/opinion/2010/12/28/el-ano-de-harald-beyer-en-educacion/

martes, 21 de septiembre de 2010

Capitán de fragata (r), chicago boy y ex subsecretario de Educación de Pinochet, que hizo mea culpa en 2003, asume rectoría de Uniacc

Juan Enrique Fröemel reemplaza en el cargo a Daniel Farcas, dando un giro respecto a la política que tuvo la universidad para captar a los becarios Valech. En su cargo, cuando la ministra de la cartera era Mónica Madariaga, fue un actor clave en el proceso descentralizador y municipalizador que sufrió la educación en dictadura. Luego fue rector de la UC de Valparaíso y en 2003 pidió públicamente “perdón” a sus colegas por ser “indolente en reaccionar, durante los más de veinte años en que nuestra Patria viviera sumergida en la discordia”.


El profesor Juan Enrique Froemel Andrade, según anunció la Universidad de Artes, Ciencias y Comunicación (Uniacc), será el nuevo rector del plantel académico a partir de este momento.
Froemel, capitán de fragata en retiro, PhD de la Universidad de Chicago y ex rector de la Universidad Católica de Valparaíso, entre 1985 y 1990, se desempeñó como subsecretario de Educación cuando la titular de esa cartera, en el gobierno del general Augusto Pinochet, era Mónica Madariaga.
Fue, de esa forma, un actor clave en el proceso descentralizador y de muncipalización que sufrió la educación en dictadura.
De vasta trayectoria en el mundo académico, el ahora rector de la Uniacc –que reemplaza en el cargo a Daniel Farcas- coordinó diversos equipos en la Unesco entre 1998 y 2003, fue consultor de la OCDE y participó en el proyecto de Reforma Educación para una Nueva Era del Estado de Qatar, entre 2003 y 2009.
De pasado liberal y cercano a la iglesia Católica, Fröemel hizo un mea culpa por su actuación en los años de dictadura. Desde Qatar, en diciembre de 2003 escribió una carta para excusar su ausencia a un acto por los DDHH en la UCV y sostuvo que era su deseo hacer “un acto personal de constricción y de solicitud de perdón a mis compatriotas y en especial a mis hermanos de la comunidad de la UCV, por aquellas ocasiones en las que, si bien nunca por acción, sí por omisión, dejé de hacer lo más de mi parte para aliviar el sufrimiento de mis hermanos o no miré de frente la realidad de ese mismo padecer y por ello fui indolente en reaccionar, durante los más de veinte años en que nuestra Patria viviera sumergida en la discordia”.
La decisión de los propietarios de la Universidad, el grupo internacional Apollo Global, pone término a la situación creada hace algunos meses, luego que trascendiera que la Uniacc se había beneficiado de manera irregular con las becas Valech para ex prisioneros políticos y que costó la salida del ex rector Farcas. Tal situación ya había sido informada en 2007 en un reportaje especial de la revista El Periodista.
Para captar a los miles de becarios que podían acceder a estudios superiores, la Uniacc había cambiado parte de su profesorado, incorporando gente del mundo progresista e, incluso, otorgado un reconocimiento al obispo Sergio Valech por su contribución a los DDHH.


lunes, 12 de abril de 2010

Las redes de Daniel Farcas, el hombre tras el escándalo en la UNIACC


12 de Abril de 2010
Coletazos por las irregularidades en las Becas Valech

Antes de llegar a la universidad de los hermanos Guiloff, el vicepresidente de la Comunidad Judía y miembro del PPD fue director del Sence, cargo que tuvo que dejar por su responsabilidad política en el Caso Coimas, que involucraba a un funcionario del servicio. Su aterrizaje en la casa de estudios fue clave a la hora de tejer redes de influencia en el mundo centroizquierdista, el mismo que hoy recrimina la forma en que el plantel se convirtió en el principal beneficiario de los fondos públicos para las becas que buscaban resarcir a prisioneros y torturados políticos.



Un terremoto interno removió a la Universidad de las Artes y Ciencias de la Comunicación, UNIACC, luego de que un reportaje de TVN revelara una serie de irregularidades en su programa “Comunicación, gestión y nuevas tecnologías”, para beneficiarios de becas Valech.
La denuncia incluso motivó el anuncio de una investigación por parte del ministerio de Educación, cartera que entregó a la casa de estudios más de 5 mil millones de pesos bajo el concepto de beneficios para prisioneros y torturados políticos.
Pero la noticia no era nueva. En septiembre de 2007 El Periodista publicó un reportaje sobre el tema. Luego, María Olivia Mönckeberg le dedicó un amplio espacio en su libro “El negocio de las Universidades en Chile”.
En esa investigación, la Premio Nacional de Periodismo 2009 entrevistó al entonces pro rector -actual rector- del plantel, Daniel Farcas Guendelman, que negó cualquier responsabilidad o intención de sacar provecho económico de las Becas Valech, por parte de la universidad fundada por los hermanos Andrés y Ricardo Guilloff, primos hermanos del vicepresidente de la Fundación Pinochet, Hernán Guiloff. Actualmente y desde 2008, el 80 por ciento de UNIACC es controlada por el Grupo Apollo, de Estados Unidos.
La comunidad judía ha tenido a varios de sus integrantes en el consejo directivo de la casa de estudios. Entre ellos, el presidente de dicha entidad, el abogado Gabriel Zaliasnik.
No es la primera vez que el administrador Público de la Universidad de Chile y Master de Administración de Empresas en España  enfrenta un escándalo mediático. En  octubre 2002, el militante PPD tuvo que dejar su cargo como director del Sence por su responsabilidad política al salir a la luz que el director de finanzas del servicio, Eric Leyton, estaba vinculado al “Caso Coimas”, en el cual empresas recibieron franquicias económicas por cursos de capacitación que no realizaron y que desviaron a campañas políticas.
Luego de eso, Farcas llegó a la UNIACC.

El delfín de Girardi

En la prensa de la época, se hablaba de Farcas como un conocido recaudador de fondos para campañas del PPD y como el “delfín” del senador de dicha colectividad, Guido Girardi, con quien hasta hoy tiene una gran cercanía.
El ingreso al Partido por la Democracia del sobrino de Sergio Melnick fue cuando éste se formó en los 80’. Antes había militado en la Izquierda Cristiana (IC), pero según él mismo explica en el libro de Mönckeberg “un grupo de personas de la Izquierda Cristiana, entre los que estaba Sergio Bitar y dirigentes juveniles, como Gustavo Riveros  y el actual diputado Marcos Núñez, gran amigo hasta hoy, nos integramos al nuevo partido que nació como instrumento para lograr la democracia”.
Dirigente juvenil de la Universidad de Chile, Farcas trabajó en la municipalidad de Conchalí con la ex alcaldesa María Antonieta Saa (PPD) y se desempeñó un período en el mundo privado. Luego de eso entró al gobierno: su primer trabajo fue en Corfo, tras lo cual fue nombrado director de Organizaciones Sociales del ministerio Secretaría General de Gobierno, cuando era ministro José Joaquín Brunner.
El ex vicepresidente del Consejo Superior de Educación es muy amigo de Farcas. Incluso prologó un libro publicado por Brunner relacionado con el e-learning -sistema de enseñanza on-line que promueve la UNIACC- a fines de 2006 junto a la ex ministra Mariana Aylwin, que en ese tiempo era directora  de Proyectos Académicos de dicho plantel. Además, fue uno de los presentadores de otro libro de Farcas co escrito con Andrés Guiloff, relacionado con el mismo tema y publicado a fines de 2007.
Con la llegada de Ricardo Lagos se convirtió en director del Servicio de Capacitación y Empleo (SENCE), cargo al que según fuentes del PPD habría llegado apadrinado por Girardi, período en el cual conoció a Andrés Guiloff.
Girardi explica que conoce a Farcas desde los tiempos de la FECH. “Es muy amigo mío, así como de Marco Antonio Núñez, con el que tienen una relación casi familiar. También es cercano a la Carolina Tohá. Es amigo de los Monckeberg, de la Lily Pérez y del abogado UDI Gabriel Zaliasnik. Debe ser la persona más transversal que conozco en cuanto a vínculos de amistad”.
En todo caso, recalca, “hace rato se salió del mundo político. Luego de lo del Sence nunca más volvió a participar en política, está absolutamente marginado y creo que no va al PPD hace como tres o cuatro años”. Y asegura que lo de delfín es una exageración.

El consejo directivo de la UNIACC


Aunque el principal dueño de la Uniacc, Andrés Guiloff, es políticamente de derecha, ha incluido en el plantel figuras vinculadas a la Concertación. Entre ellos Farcas, que según el libro de Mönckeberg “ha sido clave para tejer las redes de influencia en ese mundo centroizquierdista que le era ajeno a Guiloff”.
En la obtención de gran parte de los fondos destinados a las Becas Valech también tuvo un rol relevante, ya que según reveló el miembro de la Agrupación de Ex Presos Políticos, Julio Aránguiz, en el libro de Mönckeberg, Farcas se habría conseguido la base de datos del informe Valech donde están los nombres de los posibles beneficiados y sus direcciones.
Incluso, el entonces pro rector viajó a Suecia para ubicar a ex presos que quisieran hacer uso de la franquicia.
Junto a su gran amigo Andrés Lastra, que actualmente es miembro del consejo consultivo del plantel, estaban a cargo del programa relacionado con las Becas Valech. El demócrata cristiano fue dirigente universitario junto a Farcas y también se desempeñó en el Sence.
Aunque separados políticamente, Guiloff y Farcas comparten la ascendencia. El padre del concertacionista era judío húngaro y su madre judío rusa. En tanto, Guiloff es nieto de un emigrante judío ruso.
La comunidad judía ha tenido a varios de sus integrantes en el consejo directivo de la casa de estudios. Entre ellos, el presidente de dicha entidad, el abogado Gabriel Zaliasnik, fundador del estudio Albagli, Zaliasnik y compañía, y que ha representado a los presidentes Carlos Menem, de Argentina  y Alberto Fujimori, de Perú, en sus casos de extradición.
El propio Farcas es vicepresidente de la Comunidad Judía de Chile. También han sido miembros del consejo de dicha casa de estudios el ex PPD y actual piñerista, Jorge Schaulsohn, así como el ingeniero comercial y empresario Marcos Kaplún, dirigente de la Comunidad Judía.



http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2010/04/12/las-redes-de-daniel-farcas-el-hombre-tras-el-escandalo-en-la-uniacc/